sábado, 9 de octubre de 2010

soplando el carbón

Cuando solía reconocer los pasos que había marcado entre el espeso barro, evocó en mí la experiencia grata de haber compartido tiempo atrás la misma experiecia... ese día soleado del que ya no puedo hablar, pero algo claro puedo decir, ni las sensuras o miramientos que dieron paso a los surcos que cubren mi cuerpo o al desfase de los lustros que inyectaron tinte banco en los cabellos...

alejaronme de percibir tan fresca la brisa com cuando niño jugaba en la playa,
alejaronme de acudir debotamente a las aulas,
alejaronme de los sueños que sigo construyendo,
alejaronme de provar la miel de la enmarañada selva que agita mis deseos,
alejaronme de saltear sartén cual cocinero tipo chifa,
alejaronme de vertir sobre la yema de geranios y hacerlos florecer,
alejaronme de jugar con el barro construyendo colosales carreteras y puentes,
alejaronme de despertar cada mañana con un animo radiante despertando al sol, 
alejaronme de prender el carbón para cocer a término medio mi carne preferida,
alejaronme de tomar un copa de vino mientras frank sinatra y los dados del backgammon son testigo del paraiso
alejaronme de los pétalos que hasta hoy sigo desojando,
alejaronme de recorrer los lienzos, coger la boina, y pagar al cobrador,
alejaronme de un lápiz y un papel que son fieles testigos, 
alejaronme de ...

alejaronme de la piel que llevo encima, de la sangre que me mantiene de esta vía que sólo es mía, de los sueños que aún no vivo; de los día que que me recordarán con nostalgia, o con algarabía; de las gotas derramadas por mis piel que florecen cuando terminas de leerme y que dan su fruto cuando revives tu felicidad soplándola lentamente, como se sopla al carbón sin abusar aunque el frenesí de las llamaradas insista, lástima que esas llamaradas agotan el carbón, con paciencia ésta dura, reavivándola de cuando en cuando, sin lastimarla, sin saturarla, pero sin abandonarla...


una sonrisa más, un soplo de vida en cada suspiro...  


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